Mónica Ñancupán y su cesantía
Aunque no se encuentra preocupada de buscar un nuevo trabajo, se siente incomoda desocupada durante todo el día
Mónica se encuentra en la casa de sus padres en la comuna de Macul. En estos instantes ella se encuentra sin trabajo, como muchos jóvenes chilenos. Hace solo cuatro semanas que fue despedida de la empresa Lan Chile, en la cual se desempeñaba como ejecutiva de ventas del call center internacional de la compañía. Si bien la situación de estar cesante no le parece tan grave, ya que “no quería seguir trabajando allí” como ella misma acota, la necesidad de trabajar la comienza a sentir con el paso de los días.
Joven de solo 25 años, egresada de turismo del instituto Esucomex. Comenzó a estudiar dos años luego de haber salido de la educación media, y entretanto trabajo como promotora en algunos locales comerciales, pero en general se dedico a descansar. Una vez que decidió estudiar turismo, sus padres fueron quienes se encargaron de pagarle los estudios, para que ella solo se dedicara a terminar la carrera. Tras terminarla, realizó la práctica en una agencia de turismo y al finalizarla, solo con un titulo bajo el brazo y las ganas de trabajar, comenzó a buscar trabajo, hasta que se dio la oportunidad de entrar a Lan.
De esta manera, Mónica se desempeño en la empresa por tres años, durante los cuales se hizo de amigos, así como de personas que “no se acomodaban con su carácter”. Y es que en una oficina en la cual trabajaban en gran mayoría mujeres, no es muy complicado que “los cahuines comiencen a aflorar”. Pero en general, hizo buenas amistades en la empresa, como Claudia Labbe quien fue su gran amiga y compañera de los viajes que podía realizar por la empresa. Entre aquellos viajes, destaca “cuando fuimos con la Claudia a Buzios por una semana, fue un viaje inolvidable. Conocí muchos lugares y en general, encontré todo hermoso”
Los últimos meses en la empresa, fueron un tanto complicados, debido a que además de trabajar, se forjó una nueva meta: estudiar periodismo. De esta manera y luego de su fracasado intento por ingresar a la Universidad Bolivariana, llegó a la Universidad de Las Americas, para estudiar en régimen vespertino. Aunque el inicio de la carrera no fue fácil, ya que “no lograba entender el criterio que utilizaban los profesores, pero luego de conversar con ellos y algunos compañeros, comprendí y logre encontrar un equilibrio”
La necesidad de salir de Lan era para ella primordial, por lo cual en el momento en que fue notificada de su despido, se sintió aliviada y feliz, como ella misma dice. De alguna manera, esto le servía para lograr cancelar algunas deudas, entre las que se contaba la de la universidad.
En estos momentos no se encuentra preocupada en buscar trabajo y por lo tanto, se esta dedicando a los estudios y a disfrutar la vida. Es que lo que logro negociar por su finiquito, le alcanza hasta fin de año, como señala. Sin embargo también aclara que “ya me están dando ganas de trabajar de nuevo, no me gusta estar tan desocupada en todo el día”.