Jueves 22 de Febrero de 2007
Sebastián Cerda, EMOL

Pero resulta que a veces, no lo vamos a negar, nos sorprende. Durante una hora y media, Tom Jones hizo que Viña cumpliera con el sueño de ser lo que aspira: un festival en grande, con todas sus letras.
El astro británico, vestido enteramente de negro, vino a demostrar que lo que de él se dice es cierto: Que pese a 40 años de carrera artística, mantiene su amplio y grave registro prácticamente inalterable; que a pesar de que su figura ya no es la estilizada de su juventud, y a que su baile ya no es tan definido y enérgico como antaño, sus movimientos siguen provocando estragos en la audiencia femenina; y que pese a partir cantando hace cuatro décadas, no ha hecho de sí mismo un museo, sino un artista legendario y vigente.

El cantante de origen galés hizo además gala de su buen humor, bromeando con lo renovada que quedaba su voz tras beber agua mineral sin gas, el concepto que mejor maneja en un castellano que desconoce casi en su totalidad.
Por lo mismo no debe haber entendido del todo los gritos de antorcha y gaviota que vinieron luego, y a los que los animadores obviamente respondieron con los respectivos trofeos. Jones devolvió los reconocimientos con lo que mejor tiene: hits. "Kiss", su célebre cover de Prince, fue el encargado de poner punto final a uno noche que difícilmente se volverá a repetir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario